La Strada: Una lección de amor

¿Quién dice que el amor debe ser perfecto y color rosa? “La Strada” es una cinta que te ofrecerá una lección de amor realista, apartado de ese acartonamiento ofrecido por Hollywood en sus cintas románticas.

Por: Oscare A. Modigliani

| Viernes 11 de febrero, 2022, Ciudad de México

| Tiempo de lectura: 5 min

“No existen las películas viejas, simplemente son películas que no has visto”

Peter Bogdanovich

“La strada”, es un film italiano del año 1954; es la tercera cinta realizada por el aclamado director Federico Fellini. A pesar de la influencia que tenía Fellini, con respecto a la corriente artística denominada: “neorrealismo italiano”, no se puede considerar a esta cinta como perteneciente a dicho movimiento artístico. La strada, es una joya de la cinematografía mundial, una cinta que te hace reflexionar sobre la humanidad y el amor, es simplemente una obra sin precedentes. Realizada de forma magistral y ni qué decir, de la excelente banda sonora compuesta por el maestro Nino Rota.

Zampano (Anthony Quinn), un artista ambulante de extraordinaria fuerza, enviuda, por lo que decide comprar a Gelsomina (Giulietta Masina) por unas cuantas liras, ya que su familia se encuentra al borde de la miseria. Zampano la quiere para incluirla en su espectáculo, por ello, no tiene reparos en golpearla y tratarla como si fuera un animal. Aún con esto, Gelsomina, que es una mujer tierna y noble, se enamora de aquella bestia, es un romance inusual, casi imposible. En el trayecto conocerán a “Il Matto” (Richard Basehart) quien, entre otros personajes, le propondrá que dejé a aquel hombre, sin embargo, Gelsomina descubrirá su propósito en la vida y tomará una difícil decisión.   

En “La strada”, Fellini, no intenta hablarnos sobre la vida de sus personajes (darnos una presentación, hablarnos de su pasado o sus motivaciones), de hecho, es poca la información que nos proporciona al respecto. El motivo de ello, es para centrarnos únicamente en esta extraña relación amorosa que existe entre Gelsomina y Zampano, en la posibilidad de encontrar y ser la felicidad de alguien o sobre lo imposible de dicho anhelo. Los personajes los deja de cierta forma abiertos para encontrar que a nuestro alrededor hay muchos Zampanos y Gelsominas, cualquier persona, de cierta forma, puede identificarse con ellos.

En esta cinta, encontramos una pareja que se encuentra en polos opuestos, por un lado, Gelsomina, representa el amor incondicional, la pureza, inocencia, bondad, ternura y el desarrollo como persona. En su contraparte, se encuentra Zampano, un tipo rudo, bruto, machista, ciertamente primitivo, incapaz de mostrar sus sentimientos, vive anclado en su vieja rutina, él solamente busca satisfacer sus necesidades primarias.   

Gelsomina se enamora perdidamente de Zampano, se aferra a él pensando que en algún momento la valorará, le reconocerá su esfuerzo y le entregará su amor. Finalmente, terminará convencida que ese es su propósito de vida: “Si ella no lo acompaña ¿entonces quién lo hará?” Fellini, nos muestra el crecimiento o desarrollo de Gelsomina con un detalle hermoso, al inicio de la cinta ella no sabe tocar la trompeta, tiene una melodía en mente, la cual terminará por saber tocar al final de la película. La lección que nos queda de dicho personaje sería lo manifestado por Ernest Hemingway “Lo más doloroso es perderte a ti mismo en el proceso de amar demasiado a alguien y olvidar que tú también eres especial

Un personaje interesante es “Il Matto” (el loco), quien intenta impulsar a ambos personajes. Por un lado, intenta dotar de sentido del humor a Zampano, aunque éste no está por la labor de entender; por otro lado, ayuda a Gelsomina a descubrir su propósito de vida. El loco, termina siendo, irónicamente, la razón. Sus diálogos son magníficos, ya sea en la charla profunda con Gelsomina o con su final “Me has roto el reloj”.

Si Gelsomina representa el amor, Il Matto la razón, Zampano… representa la humanidad. Todos los seres humanos somos ciertamente primitivos, cometemos errores y de ellos es que vamos aprendiendo. Zampano era cruel y despiadado, posiblemente actuando de forma inconsciente; no fue capaz de distinguir el amor de Gelsomina, simplemente lo tenía y lo despreció pensando que no lo necesitaba. A ello se aferró hasta los últimos instantes cuando gritó a los cuatro vientos “¡No necesito a nadie! ¡Quiero estar solo!” El orgullo, egoísmo y su salvajismo eran su fuerza, hasta que de repente se da cuenta de que es humano, esta solo y tiene sentimientos. Un final sublime, la cinta inicia en un día de playa, finaliza con una noche entre las olas y el firmamento plagado de estrellas, es uno de los finales más emotivos en la historia del cine, te hiela la sangre al pensar el destino que te depara si no valoras al amor y la vida.   

De una u otra forma, Fellini nos ha entregado una bella obra de arte. Una película que logra conmoverte, te deja reflexionando y te invita, de cierta forma, a valorar la vida, el amor, pero, principalmente, te ayuda a amar el cine.

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