1 de cada 6 estudiantes mexicanos se considera “foráneo”, categoría que conlleva un cambio radical en su forma de vida.
Por: Nayeli García. R. // @nayeli.gara21
| Lunes 30 de enero, 2023, Estado de México.
| Tiempo de lectura: 5 min
Los estudiantes “foráneos”, son aquellos que parten de su lugar de origen en busca de una carrera profesional en universidades de otras ciudades o estados. Se estima que, en México, el 16.6% de los estudiantes de nuevo ingreso a nivel superior estudian fuera de su localidad de origen.
Los estados a los que más se desplazan los estudiantes, son aquellos que poseen metrópolis, tales como la Ciudad de México, el Estado de México, Puebla, Nuevo León y Jalisco, gracias a que la oferta académica de las universidades ubicadas en estos lugares es más variada.
Así lo confirma Karen Salgado, universitaria originaria de Acapulco, Guerrero que estudia en el Estado de México y comparte que estudiar en otro estado fue una elección propia: «una de las razones para elegir la UNAM fue el plan de estudios de la carrera de Comunicación y periodismo, también elegí estudiar fuera porque la carrera no se encuentra en mi ciudad».
Administración financiera
Los estudiantes que provienen de otros estados se enfrentan al reto de administrar el dinero, pues ya sea que sus padres los provean en su totalidad, cuenten con alguna beca o que trabajen para solventar sus gastos, la mayoría tienen que cubrir necesidades extras como renta, alimentación diaria y servicios médicos de emergencia.
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Ricardo Flores, universitario proveniente de Amozoc, Puebla que estudia en la CDMX, relata que tiene la fortuna de contar con «el apoyo total por parte de mi familia nuclear y mi familia externa en la ciudad. La manutención principal de la semana es por parte de mis padres y alcanza para los gastos necesarios, mientras que, en la ciudad, el hospedaje está cubierto por mis tíos paternos, sin dejar de darles un pago mensual considerable como agradecimiento».
Salud y seguridad
Así mismo, los estudios académicos de este sector muchas veces están acompañados de dificultades prácticas y emocionales, pues tienen que desarrollarse en un medio desconocido y alejarse de su familia y amigos.
«Al principio fue difícil emocionalmente porque soy muy apegada a mi familia, pero poco a poco me fui a adaptando a la vida universitaria. También creo que ayudo mucho tener amigos en la universidad, y tener buenos roomies» cuenta Karen al respecto.
Por su parte, Ricardo comparte que: «estar lejos de tu familia y personas queridas, afecta en el rendimiento académico y social, mantenerte firme en las adversidades y a veces solo esperar el fin de semana para volver a verlos, tener un motivo para poder seguir y demostrar un buen rendimiento».
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Pero viajar los fines de semana no siempre es una opción, como deja ver Fátima, originaria de Carmen Tequexquitla, Tlaxcala y estudiante de Economía en el Estado de México, quién explica que visitar con frecuencia a su familia no le es posible, pues el traslado es largo y los costos de pasaje muy elevados.
Además de esta lejanía familiar, el cambio de entorno puede influir en la salud tanto física como mental y en la percepción de seguridad, como explica Karen: «Me siento un poco más insegura viviendo lejos, por una parte, porque estoy sola, y por otra, porque el índice de asaltos es más alto en el Estado de México que en Acapulco».
En cuanto a la salud, Ricardo refiere que su salud se ha visto afectada: «Padezco de diferentes alergias y el entorno de contaminantes de la ciudad ha afectado en mi nariz, no a un grado alarmante, pero si poco a poco. También la regulación del sueño porque el entorno al que estoy acostumbrado es en silencio, pero en la ciudad el ruido abunda y el estrés a veces no es controlable».
Independencia
A pesar de los retos, la vida lejos del entorno familiar también genera cambios positivos en el carácter, pues los “foráneos” asumen responsabilidades que los obligan a desarrollar independencia, como cuenta Fátima: «He sentido más libertad que estando en casa».
Por su parte, Ricardo considera que «la ampliación de experiencia y obtención de ideas para implementar, así como las ideas frescas que se pueden gestionar en la universidad, tener más contactos y oportunidades de crecimiento»son de los factores más positivos de estudiar en otro estado.
Aunque las experiencias, tanto positivas como negativas, que vive este sector estudiantil son consecuencia de la limitada oferta educativa en México, no cabe duda de que este fenómeno de movilidad, cada vez mayor, es sinónimo de determinación y motivación mexicana.
DOBLE VOZ 
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