La Ciudad de México ha sido cuna de cines y teatros emblemáticos de la época. Algunos de ellos han cerrado sus puertas para dar paso a la modernidad.
Por: Jochebed Quiroz // @jobedcheche
| Lunes 15 de mayo, 2023, Ciudad de México.
| Tiempo de lectura: 6 min.

El Centro Histórico alberga historias inimaginables en sus edificios y calles. Al caminar por las avenidas y callejuelas, nadie creería todo lo que podrían contar los lugares si hablaran. Este artículo hace un viaje al pasado, evoca lo que fueron algunos teatros y cines de la Ciudad Mexico: como pasaron de la fama al olvido.
Teatro Fru Fru
El Teatro del Renacimiento, mejor conocido como Fru Fru, abrió sus puertas en 1899. Fue el primer teatro con electricidad en el país, además, acudía gente de la alta sociedad a ver los espectáculos que se presentaban. Aunque, cerró sus puertas en diversas ocasiones, en 1906 fue comprado por Francisco Cardona, quien lo rebautizó con el nombre de Teatro Virginia Fábregas, en honor a la actriz mexicana del mismo nombre, quien en ese momento era su esposa. Siguió siendo uno de los teatros principales hasta que dejó de funcionar en 1933.
La actriz y cantante, Irma Serrano, conocida como “La Tigresa”, adquirió el inmueble en 1978. En este periodo el teatro comenzó a albergar espectáculos que abordaban temas como: la prostitución y la homosexualidad, además de mostrar desnudos —los cuales fueron de gran interés para el público—. Años después, bandas de música y artistas independientes empezaron a presentarse.
El Teatro Fru Fru cerró sus puertas debido a la pandemia por Covid-19. Actualmente sigue cerrado y aún no se vislumbra una nueva re-apertura.

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Teatro Blanquita
En el Eje Central Lázaro Cárdenas del Centro Histórico se ubicó el Teatro-Salón Margo, actualmente Teatro Blanquita. La historia comienza cuando Margarita Su y su esposo Feliz Cervantes adquirieron el terreno donde se construyó. El 27 de agosto de 1960 se inauguró y se convirtió en uno de los teatros de revista más populares. A pesar del rechazo que la sociedad conservadora de la época tenía hacia los espectáculos, los boletos se agotaban y eran muy concurridos. Se presentaron figuras como: María Victoria, Tin Tan, Cantinflas, Clavillazo y Palillo.
El fin del Teatro Blanquita llegó en 2015; sin embargo, en 2016 fue declarado Patrimonio Cultural Urbano de la Ciudad de México. El Gobierno de la Ciudad de México vio como opción comprar el teatro y restaurarlo; sien embargo, a raíz del sismo del 2017 el presupuesto fue destinado a los daños ocasionados por el temblor, en consecuencia la iniciatica fue cancelada.

El Palacio Chino
La sala se inauguró el 29 de marzo de 1940 con la cinta Luna de Miel de Alexander Corda. Era uno de los cines más sofisticados: butacas acolchonadas, sonido cinescope, pantalla panorámica y alfombrado. La construcción estaba inspirada en el Oriente: jarrones, mascaras, faroles y pasillos decorados. En 1965 ya era considerado un cine de segunda. En los noventa la franquicia de Cinemex lo adquirió, convirtiéndolo en un multicinema. El recinto llegó a proyectar películas del cine de oro mexicano. Así fue hasta que en 2016 anunciaron su clausura.
Lo único que queda es la fachada de lo que fue en sus años gloriosos. Actualmente, está cubierto por grafitis y algunos indigentes duermen en sus afueras.
Cine Teresa
Ubicado en el eje Central Lázaro Cárdenas, el Cine Teresa actualmente es una plaza donde se venden todo tipo de artículos tecnológicos. No obstante, hubo una época en la que proyectaba películas mudas a blanco y negro, con un pianista en vivo que las acompañaba.
El Cine Teresa se inauguró en 1924. Pero, fue hasta 1942 que inició la época de esplendor. El arquitecto Francisco J. Serrano fue el encargado de remodelar el recinto. Se convirtió en uno de los cines más sofisticados y lujosos: era concurrido por la élite de la sociedad mexicana. Proyectaban películas americanas y nacionales.
En 1990, las decisiones del ex presidente Carlos Salinas de Gortari llevaron al cine nacional a la decadencia. Cadenas de cine extranjero llegaron al país y el éxito fue tal que controlaron el mercado, desplazando a los cines independientes. El Teatro Teresa logró mantenerse por la proyección de películas pornográficas.

En 2010, una vez más cerró sus puertas. Años más tarde se convertiría en un lugar de comercios. Aún conserva la fachada original y el tercer piso fue rescatado por la Cineteca Nacional.
Estos teatros y cines fueron desplazados por la llegada de franquicias extranjeras, cambios en el paisaje arquitectónico de la ciudad, o suplantados por formas más modernas de entretenimiento. Hoy día solo queda la fachada, la historia de lo que fueron y los recuerdos de un pasado que no volverá.