¿Que dirías si tu trabajo fuera matar ratas o dejarte absorber las piernas por sanguijuelas? Bueno, en el siglo XIX había empleos que hoy en día parecen haber salido de una película de terror
Por: Emilio Carrillo // @emilio_calfa
| Viernes 12 de mayo, 2023, Ciudad de México.
| Tiempo de lectura: 4 min.

Con los avance de la ciencia, tecnología y sociedad, los empleos que existían se han transformado según las necesidades de hoy en día, siendo ya una gran parte de ellos los que se dedican a las máquinas y a hacerlas funcionar. Sin embargo, a mediados del siglo XIX y principios del siglo XX existían trabajos que en la actualidad parecerían ser una broma de lo raro que pueden llegar a ser. Aquí 5 empleos que fueron desapareciendo con el tiempo.
1. Cazador de ratas
Este trabajo tuvo su origen en Londres, pues durante la época Victoriana la ciudad estaba infestada de ratas, en ese entonces eran muy temidas, pues se conocía que eran portadoras de enfermedades mortales. Fue así que el trabajo de cazador de ratas se originó, siendo jóvenes los que llevaban a cabo este trabajo, pues preferían hacerlo, a estar en las minas, como era frecuente en ese tiempo.
Estas personas debían contar con ciertas habilidades para capturarlas, pues aunque algunas eran envenenadas para acabar con las plagas, otras eran entrenadas para entretener a la clase burguesa.
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Niños se convirtieron en cazadores de ratas y prefirieron este trabajo por encima del de deshollinador o al trabajar en las minas de carbón.
2- Deshonillador
Los deshollinadores son personas dedicadas a la limpieza de chimeneas, y aunque hoy en día se pueden encontrar, no de la misma forma que hace mas de 100 años, pues los que desempeñaban ese trabajo eran niños, mismos que eran muy mal pagados y maltratados, pues si se les ocurría descansar o dejar de trabajar eran pinchados o incluso eran obligados a meter su cabeza en agua helada.
Este trabajo no sólo era muy sufrido por todo el abuso físico que recibían, sino también porque no era raro que quedaran atrapados en estos mismos espacios, muriendo de asfixia o «si bien les iba» morían años después por el hollín que se adentraba en su cuerpo.

El deshollinador taponaba la boca de la chimenea y otras aberturas, subía al tejado, lugar donde ejercía su actividad.
3- Recolector de sanguijuelas
En un siglo tan extraordinariamente raro como lo fue el siglo XIX, las sanguijuelas eran muy admiradas con la finalidad de hacer curaciones médicas, sin embargo, no eran fáciles de encontrar en cualquier lugar, debían buscarlas y juntarlas.
Los recolectores de sanguijuelas eran a menudo mujeres y niños de clase baja. Para su caza usaban patas de algunos animales o, lo que era más recurrente, sus propias piernas para dejar que la sanguijuela absorbieran su sangre y que se dejaran atrapar. No hace falta decir lo insano que era este trabajo por las incontables enfermedades que una sanguijuela podía portar.

4- Relojes humanos
Este trabajo podría considerarse entre los más «normales» y menos peligrosos. Lo desempeñaban hombres y adultos mayores, pues incluso se veía como una oportunidad de ganar un dinero extra por el poco esfuerzo que podía representar y lo bien visto que era.
Consistía en ir de casa en casa despertando a los habitantes, normalmente los Knocker Upper (nombre en inglés) llevaban una vara de madera larga con la que tocaban las puertas o las ventanas, no podían retirarse del lugar hasta saber que los habitantes de la casa estaban despiertos.
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5- Barberos
Probablemente como último puesto te imaginabas un trabajo lo suficientemente asqueroso o incluso sanguinario como para que exista hoy en día, sin embargo a pesar que este oficio sea común en la actualidad, no era de la misma forma hace 100-150 años atrás.
Los barberos anteriormente, aparte de cortar el pelo y afeitar como regularmente se hace, también hacían «pequeñas» intervenciones quirúrgicas tales como extracciones de muelas, curar heridas, sacar piedras de los riñones y quistes, también limpiaban oídos, drenaban forúnculos, etcétera.

En el siglo XV, bajo el reinado de Enrique VIII, barberos y cirujanos fueron separadas como oficios independientes.
El barbero necesitaba aprobación de un médico real para realizar estas actividades, sin embargo, si contabas con buena habilidad era más que suficiente.
Es interesante analizar como en siglos pasados como por la necesidad de tener dinero eran objeto de abuso las personas de escasos recursos, incluso poniendo a trabajar a sus hijos desde los 5 años en oficios que podían llegar a matarlos antes de cumplir su primera década.