Existe una tendencia natural en el hombre a creer en los fenómenos paranormales, el misterio de la vida, sus yerros e infortunios forman parte de esta tendencia que ha sobrevivido a todos los tiempos.
Por: Miguel Mariscal
| Jueves 13 de octubre, 2022, Guadalajara, Jalisco.
| Tiempo de lectura: 5 min.

Ir a la lectura de cartas, confiar en las líneas de la mano o los residuos del café, leer por las mañanas el horóscopo o ir a una purificación con un brujo, parecieran ser cosas de otro mundo –aunque tentativamente lo son– sin embargo, pertenecen a este mundo. El misterio de esta vida, la incertidumbre, la duda y otros elementos trágicos que toda persona carga a cuestas, son motivadores para consultar por adelantado nuestro derrotero. Casi siempre existe una tendencia a pensar que existen patrones invisibles, fuerzas y esencias habitando el mundo y que de alguna manera influyen en este.
Esta forma de pensar es inevitable. Creer en lo sobrenatural es una característica común a todos los seres humanos. En todos los tiempos, en todos los pueblos y razas se ha establecido la creencia en fuerzas superiores. Si bien la ciencia tiene su base de estudio a través de la razón; las sobrenaturales o paranormales no, ya que su carácter es meramente intuitivo.
Desde que el hombre dio sus primeros pasos sobre la tierra ha buscado satisfacer sus necesidades vitales; esto es, primeramente, la subsistencia. La cacería y la recolección de frutos fue su principal actividad. Cuando pudo lograr ese paso crucial de nómada a sedentario, cambió no sólo su estado económico, sino su percepción de la vida.
Te podría interesar…
Humanidad
«La flaca sonríe, estoy desempleada, si no hay más humanos, me voy jubilada». Por: Karina Ávalos // @la.avalos_ | Ilustración: Diego Cruz // @dieddo_art | Martes 1 de noviembre, 2022, Ciudad de México. | Tiempo de lectura: 1 min. Estaba el humano, en una banquetatirando piedritas, como marioneta.De pronto la flacalo mira de frente,en este universono cabe… Continúa leyendo Humanidad
Éste aprendió no sólo a sobrevivir y adaptarse a un ambiente hostil, sino de asegurar su propia existencia. Surge la necesidad de su deseo de prevalecer, de obtener de la vida una buena ventura: que la lluvia vuelva a caer y que la cacería le sea fructífera, la puesta de un nuevo sol, la sucesión de las estaciones. Y a través de lo que ve, experimenta y percibe –rodeado de misterio–, nace la magia, el rito y la adoración como agradecimiento a sus deidades. Ha entrado al mundo de lo sobrenatural.
Hasta el día de hoy el individuo no se ha despegado de sus fantasmas. Sin importar las condiciones intelectuales ni económicas, sigue en mayor o menor medida su ritual. Ha logrado poblar el mundo con adelantos tecnológicos, ha mejorado sus condiciones de vida a través de la salud, ha podido llevar el progreso industrial hasta los hogares mismos; sin embargo, no ha trastocado la magia, el encanto. No ha puesto en duda su fe y su creencia, sigue consultando a los astros y a sus dioses.

La lista de fenómenos paranormales es larga, pero si se toma en cuenta bajo un contexto doctrinal existe una lista más específica: esoterismo, ocultismo, espiritismo, brujería, vudú y santería; estos son algunos de los grupos o adeptos más representativos de los fenómenos paranormales.
Es común en la mayoría de la gente buscar soluciones alternativas a la ciencia o la razón; por ejemplo, cuando se complica la salud y la ciencia médica ha desahuciado cualquier posibilidad, la persona, se ve impelida a buscar tratamientos alternos que coadyuven el dolor. Incluso el acudir a ritos ceremoniales de las llamadas ‘limpias’, no pocas comunidades se dedican al chamanismo, a la brujería o la santería; incluso se practican cultos cristianos de sanidad donde un buen número de creyentes acuden esperando un milagro.La fe es también un factor alternativo importante de fuerzas espirituales.
Podríamos decir a esto que existe un comportamiento de causa en el individuo, de ver lo que quiere ver, de sentir y palpar una seguridad en algo o alguien que lo proteja en medio de la congoja; y esto lo puede percibir en cualquier objeto. Es decir, se da una explicación de la causa, el ver en las nubes ciertas figuras o en bardas o troncos de árboles un rostro de un santo, virgen o divinidad manifestándose. Este comportamiento es parte del proceso de fe y búsqueda, un momento de intuición donde se espera un buen resultado en la relación causa-efecto.
Aunque de alguna manera son terrenos del azar, el hombre pone su confianza en su percepción. No obstante, existe alguna ventaja para el que cree, ya que obtiene una especie de respuesta que le da satisfacción, un hito de esperanza y plenitud.
Te podría interesar…
El Festival Noche de Primavera llega con más de 400 artistas a la CDMX ¡GRATIS!
CONCIERTO GRATIS de MONOCORDIO, Rey Pila, entre otros grandes de la escena nacional, y SONIDEROS de grandes dinastías para mover el esqueleto. Por: Julieta Sánchez // @julietasnchez | Viernes 24 de marzo, 2023, Ciudad de México. | Tiempo de lectura: 3 min. La llegada de la primavera será recibida con la participación de más de… Continúa leyendo El Festival Noche de Primavera llega con más de 400 artistas a la CDMX ¡GRATIS!

La pregunta es ¿por qué se sigue creyendo en lo paranormal? la respuesta es difícil, no se sabe. Sólo se especula. Pero, mientras el hombre esté inmerso en un cosmos no descubierto del todo, mientras tenga la incertidumbre de su existencia y su futura habitación, el misterio seguirá en pie, el mismo planteado desde las cavernas.
La Biblia –por poner un caso- a saber, menciona “una comezón de oír”. Pablo exhorta a Timoteo diciéndole: “Porque vendrá tiempo cuando no soportarán la sana doctrina; sino que, teniendo comezón de oír (supersticiones), se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán el oído de la verdad y se volverán a las fábulas”. Esto es debido a las prácticas que están fuera de la doctrina cristiana primitiva.
Pero las creencias paranormales continúan pasando por el mundo, desde el periodo clásico hasta la actualidad. Recordemos el medioevo; Umberto Eco en su libro El nombre de la rosa –una historia situada en plena época medieval– nos hace referencia cómo el pensamiento del hombre estaba dominado por el oscurantismo y las supersticiones, situación que tanto autoridades como iglesia católica aprovecharon para dominar al pueblo, a las mentes más débiles. Los asesinatos en la abadía, tenían sus respuestas en la ira de Dios. El común de la gente daba por hecho su destino a fuerzas tanto divinas como demoníacas.
Más tarde el monje Martín Lutero, con tristeza observó un pueblo no sólo lleno de supersticiones y temores del infierno y sus demonios, sino además de una iglesia que lucraba con las cuestiones de la fe; aprovechándose del temor de los infiernos comenzó a vender indulgencias (el perdón de los pecados con una limosna). Además de vender todo tipo de fetiches milagrosos: una astilla del madero donde fue clavado Jesús, plumas del gallo de la pasión, mantos milagrosos o los cientos de copas que salieron a la luz donde Jesús tomó el vino y muchas leyendas más.
Todo este tipo de creencias, los estudiosos argumentan que son atajos cognitivos que emplea la mente para resolver problemas que muchas veces no están en nuestras manos, formando una especie de creencias o supersticiones de causa y efecto. Por ejemplo, el usar un color determinado en la ropa cuando ya anteriormente nos había dado un resultado favorable, cargar algún objeto sea en la ropa o el automóvil como augurio de una buena ventura o protección. Si lo vemos desde esa perspectiva los impulsos obsesivos son parte del tema, como la oración matutina, el persignarse, la bendición y demás.
Sin embargo, aunque la educación científica establece que las creencias sobrenaturales son irracionales, suponen que éstas operan en un nivel intuitivo. Es decir, pensamientos vinculados con el subconsciente o el presentimiento o la corazonada, en realidad son de mayor resistencia a la razón y pueden permanecer “dormidas”, incluso en las mentes de los más racionales.