«Monchito» y Frida Sofía, los niños que nunca existieron

En ambas «tragedias» existió un dudoso manejo de información por parte de los medios y en los rescates fantasmas de “Monchito” y Frida Sofía.

Por: Nayeli García. R.

| Lunes 12 de septiembre, 2022, Ciudad de México.

| Tiempo de lectura: 5 min.

Carlos Loret de Mola y Denise Mearker explicando el caso de Frida Sofía.

El 19 de septiembre de 1985 marcó un antes y un después en México, luego del terremoto, la sociedad civil se manifestó para brindar ayuda y dejó incontables lecciones que pasarían a la posterioridad como históricas. El mismo día, pero de septiembre del 2017, el desastre azotó una vez más al país, 32 años después.

Igual que todas las tragedias, los dos sismos fueron, en su momento, fuentes inagotables de interés informativo, de preguntas sin resolver y a pesar de que existió una cobertura de hechos sumamente valiosos en radio y televisión, las dos tragedias también permitieron vislumbrar vértices desagradables de la sociedad mexicana.

Tal vez, dos de los casos más deshonrosos fueron los rescates de Luis Ramón “Monchito” en 1985 y Frida Sofía en 2017, ambos muestra de la desinformación aseverada por la incertidumbre y la manipulación de los hechos por parte de los medios de comunicación.  

1985, el espejismo y la caja fuerte

2 de octubre, vecindad de Venustiano Carranza #148, Ciudad de México. La probabilidad de encontrar sobrevivientes era inverosímil, pero Mauricio Nafarrete, padre de Luis Ramón Nafarrete Maldonado, “Monchito”, aseguró que su hijo seguía con vida, pues había percibido ruido entre los escombros.

Títulares del caso «Monchito», con declaraciones del padre del menor en el periódico La Prensa

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El caso gozó de una reacción masiva e inmediata. La policía, el ejército, miembros de la Cruz Roja, voluntarios y socorristas de Argelia, Estados Unidos y Francia se enfocaron en rescatar al niño y a su abuelo. El presidente Miguel de la Madrid externó su preocupación. Distintos medios nacionales e internacionales difundieron el caso con detalles. Según los rescatistas, el niño se comunicaba por medio de golpes.

Con el paso de los días, la búsqueda se tornó más compleja y el ingeniero Adolfo Gómez Ibarra, coordinador de la operación, negó la posibilidad de encontrar al menor con vida y señaló al padre de inventar la historia. El 9 de octubre fueron hallados los restos de Luis Maldonado Pérez y una caja fuerte con 12 millones de pesos; según registros oficiales, nunca se encontró al menor.

Parte de la cobertura del caso de «Monchito» en el periódico Excélsior

Hasta ese momento, la cobertura de los hechos había sido, si no excelente, sí oportuna y acorde con la tragedia. Si bien en este caso no fueron los medios quienes inventaron la historia del menor, no se les exime de responsabilidad, pues, sin verificar los testimonios, fomentaron la cobertura de una tragedia ficticia que apasionó al público, incluso fuera del país.

Frida Sofía, Televisa y la Marina

A diferencia del terremoto del 85, donde fue en gran medida la sociedad civil quién se encargó de organizar los rescates, en 2017 sí se contó con una respuesta más eficaz por parte del gobierno, lo que se tradujo en la presencia del ejército.

Gracias a esto, la Marina formó parte del rescate en el colegio Rébsamen, donde ocurrió la tragedia más grande y controversial, pues su colapso cobró la vida de 19 menores debido a la corrupción y las irregularidades de la construcción. Esa institución también fue el escenario del montaje de rescate de Frida Sofía, la niña que no existió.

Primera plana del diario La Razón el 21 de septiembre de 2017

El 20 de septiembre de 2017 se detectó entre los escombros la presencia de una menor que oscilaba entre los 11 y 13 años de edad, el personal de la Marina constató su presencia y los rescatistas la identificaron como “Frida Sofía”.

Poco a poco y con ayuda de distintos medios el caso se viralizó, al punto de volverse tendencia mundial. En medio de la búsqueda, únicamente Televisa tuvo acceso al colegio y la reportera Danielle Dithurbide fue la encargada de transmitir los detalles del rescate, el cual, se descubrió al día siguiente, era una falsedad.

Para este punto, resultaba evidente que los medios no debían aventurar listados de víctimas hasta no contar con cifras oficiales y comprobadas, pero la particularidad del caso Frida Sofía se aseveró ante las declaraciones cruzadas de las autoridades y los medios, principalmente Televisa.


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El 21 de septiembre, Enrique Sarmiento Beltrán, subsecretario de la Marina, explicó los hechos y negó estar al tanto de la historia de la menor. Posteriormente, Carlos Loret de Mola y Denise Maerker se deslindaron y defendieron a la televisora al asegurar que habían difundido datos proporcionados por la Marina.

Luego de la confusión que despertaron estas declaraciones, Enrique Sarmiento emitió un comunicado donde se disculpó con la ciudadanía y responsabilizó a la Marina de todos los datos concernientes al caso de Frida Sofía .

Es importante señalar que en 2017, México no sólo lidiaba con el duelo del presente, sino que también se experimentaban consecuencias del trauma colectivo que dejó el sismo del 85; la sensibilidad del público era avasalladora, por eso el montaje es y fue sumamente criticado, se usó el caso no sólo para aflorar los sentimientos del público, sino también para lucrar con el sentir colectivo.  

¿Por qué los falsos rescates fueron tan importantes para el público?

Al ser los sismos de 1985 y 2017 sucesos excepcionales que marcaron la consciencia colectiva de México, es válido verlos como un parteaguas. Fueron dos tragedias de distinta magnitud que provocaron un duelo y un trauma colectivo alterando la forma en que la sociedad se organizaba hasta entonces.

En ambas tragedias, el duelo colectivo se libró a través de la cultura; así, aspectos como aplaudir cuando emergían sobrevivientes de entre los escombros, entonar el himno, ofrecerse como voluntario y buscar la manera de ayudar al prójimo fueron reacciones culturales que buscaban hacer más llevadero el dolor del desastre.

Voluntarios, militares y rescatistas ayudando tras el sismo de 2017.

No es de extrañar que los casos particulares, como el de “Monchito” o Frida Sofía apasionaran al público, pues éstos eran una representación del dolor y la esperanza contenida en la sociedad, en estas historias se volcaban los mejores deseos, la impotencia, el miedo y todas las emociones nacidas de la tragedia.

Si bien era el público quien demandaba estar informado y conocer más acerca a las víctimas, eran los medios y los periodistas quienes tenían la responsabilidad de difundir los hechos tal cual habían sucedido, sin inflar la verdad para complacer a la audiencia y lucrar así con el desastre; cosa que no ocurrió en su totalidad en ninguna de las tragedias.

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