El tema de la sexualidad es aún un tabú para mucha gente, debido a prejuicios morales del contexto social en que se vive. El psicoanálisis fue una de las disciplinas que se atrevió a hablar por primera vez sobre la sexualidad infantil, de la mano del neurólogo austriaco Sigmund Freud. ¿Te atreves a adentrarte en uno de las Tabús sexuales mas grandes?
Por: Isaac Chavez.
| Miércoles 11 de mayo, 2022,Ciudad de México.
| Tiempo de lectura: 9 min.

Primero se debe comprender algo, al leer psicoanálisis, se requiere dejar de lado los prejuicios, la manera en que comprendemos las cosas y estar dispuestos a tener la apertura de aprender y resignificar lo que ya sabemos. La educación sexual es fundamental para una vida sana, tanto en pareja como individual, sin embargo, cuando se utiliza la palabra «sexualidad» se da por hecho que sólo se hace referencia a los adolescentes y adultos, pues se piensa que únicamente en esas etapas de la vida existe la sexualidad, pero ¿Acaso en los niños y las niñas no existe? Bueno, pues esto mismo se preguntó el padre del psicoanálisis, Sigmund Freud.
¿Cómo surge la idea de la sexualidad infantil?
Cuando Sigmund Freud se dio cuenta de que en los textos científicos acerca del desarrollo sexual humano sólo se hablaba de las etapas de adolescencia y adultez, comenzó a cuestionarse si es que en realidad no existía sexualidad en la infancia o sólo era un área del conocimiento jamás investigada. Cuando el padre del psicoanálisis publicó los Tres ensayos de teoría sexual en 1905, se tuvo por primera vez un escrito profesional que intentaba describir meticulosamente la sexualidad en la infancia, pero exactamente, ¿qué decía el texto?

Teoría del desarrollo psicosexual.
Para empezar, se debe de saber qué es lo que decía Freud acerca de la sexualidad infantil. Él exponía que ésta es “autoerótica” ya que la satisfacción del placer se busca y encuentra en el propio cuerpo, a diferencia de los adolescentes o adultos que mayoritariamente lo buscan en cuerpos ajenos. Aunque la masturbación es empleada en el propio cuerpo durante la adolescencia y la adultez, esta no se considera «autoerótica» ya qué se ejerce con el pensamiento de placer sexual hacia otro cuerpo.
A estas partes del cuerpo donde el infante encontrará satisfacción se les llama “zonas erógenas” y el impulso que los lleva a buscar satisfacción en dichas zonas, se conoce como “pulsiones parciales”, y son parciales porque el infante podrá satisfacer sus necesidades de placer en cualquiera de estas zonas sin necesidad de que sus genitales sean el punto focal del placer, por ejemplo: los adultos, tienen zonas erógenas que causan placer, como la boca, la espalda o el cuello, sin embargo, la necesidad sexual no se satisface únicamente al estimular estas zonas, sino que todas ellas se integran y el punto focal del placer se encuentra mayormente en los genitales.
Así pues, el infante podrá obtener placer de cualquiera de sus diferentes zonas erógenas que funcionan de manera independiente y no integradora como con el adulto, todo esto de manera autónoma.

A este hecho, Freud le otorga el nombre de “disposición perversa polimorfa”, pero qué significa esto. Según Freud, el concepto “perverso” dentro de la sexualidad, es todo aquello que se aleja de la satisfacción sexual en función de la reproducción, es decir, que la búsqueda de satisfacción autónoma sin fines reproductivos es perversa, y no precisamente llega una connotación negativa. Polimorfa hace referencia a que el placer en el infante puede tener varias formas, es decir, que está en sus varias zonas erógenas propias.
Visto desde la vida cotidiana, es claro en qué momentos se hace presente esta búsqueda del placer. Uno de estos es cuando a un niño o niña se le mete ese maravilloso mosco de la curiosidad y se comienza a preguntar sobre las diferencias anatómicas entre seres humanos, o sobre cómo se hacen y por dónde nacen los bebés; estas dudas también forman parte del desarrollo sexual infantil.
Lamentablemente los prejuicios y tabús nacidos a partir de la vergüenza o ignorancia, hacen que, a los menores, no se les permita un sano desarrollo y un normal acercamiento a su sexualidad, arrastrando hacia ellos esa misma visión limitada con la que crecieron muchos adultos.
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Para poder tener claro cómo y cuándo se daba cada búsqueda de placer en el infante, Freud desarrolló la Teoría del Desarrollo Psicosexual la cual se desglosa en la siguiente tabla:

Tabús y prejuicios que se deberían quitar con base a lo leído.
Los niños y las niñas viven un desarrollo de sexualidad diferente al de los adultos, es por eso que, cuando se analiza este tema junto con todas las preconcepciones eróticas y sexualizaciones extremas de los adultos, se piensa como una aberración, moralmente inaceptable juntar las palabras sexualidad e infancia en un mismo enunciado, porque se entiende a la sexualidad de una forma placenteramente grotesca y, a la infancia, la relacionamos con la pureza, ingenuidad, ternura e inocencia, concepciones que se contraponen erróneamente.

Asimismo, incomoda hablar sobre sexualidad infantil, sin embargo, se sexualiza esta misma con pequeñas acciones o enunciados tan comunes e inocentes, pero que influyen en el desarrollo psicosexual del infante. Cosas como la sexualización en los disfraces para niñas, saludar de beso en la boca a los menores, referirse a los infantes como “sexys” o “sensuales” y preguntar o insinuar si el menor ya tiene novia o novio, son acciones que, aunque no se hacen con ninguna mala intención, afectan a un sano desarrollo psicosexual.
Es por esto que es importante hablar más sobre sexualidad infantil sin sexualizar a los infantes.