Pablo, un chico tímido de preparatoria, buscaba el amor a través de internet, de esta forma las personas se daban la oportunidad de tratarlo y conocerlo, sin tener prejuicios por su apariencia. ¿Acaso pudo encontrar el amor usando esta estrategia?
Por: Verónica Chávez Toscano
| Lunes 9 de mayo, 2022,Ciudad de México.
| Tiempo de lectura: 3 min.
Pablo, cursaba el segundo semestre de preparatoria, contaba a sus amigos con los dedos de la mano y le sobraban. Nunca hablaba de sus sentimientos con nadie, su mundo eran sus tareas, las cuales elaboraba con mucho esmero y dedicación, por otro lado, gustaba mucho de las redes sociales más populares, ya que le daban la oportunidad de conocer gente sin sentirse juzgado antes de al menos acercarse a él. Una enfermedad autoinmune había hecho estragos en su apariencia y eso lo llenaba de inseguridad. Además, las redes sociales le ofrecían la oportunidad de conocer a sus compañeros de clase, al menos de darse una idea de la vida que en apariencia llevaban.
Aquella mañana, Pablo se dirigía a la escuela, inmerso en sus pensamientos pedaleaba su bicicleta, era su medio de transporte ya que vivía muy cerca del centro escolar. De pronto, alguien inmerso en su celular se atravesó sin siquiera fijarse, él hizo un esfuerzo sobrehumano para no arrollarla, lo logró, pero cayó de la bicicleta, quedando un poco mallugado; la persona que se atravesó era una chica, lo observó con desdén entre sorprendida e indignada, sin ayudarlo y sin hacer un solo comentario, dio la media vuelta y se fue. Pablo desde el piso la miró marcharse, sin embargo, no pudo ignorar sus grandes ojos cafés y su oscuro cabello lacio que caía sobre sus hombros, simplemente lo habían impresionado. Se levantó del piso y se sacudió la tierra.
Al llegar a casa después de la escuela, lo primero que hizo fue investigarla, la había visto antes, pero no había llamado su atención hasta ese día. Pablo era experto en localizar personas en las redes sociales y no tardó mucho en encontrarla, buscar a través de su perfil le dio una idea de cómo era ella, se sintió sumamente atraído. Empezó a seguirla en la escuela, la admiraba, memorizaba todos sus movimientos, sus gestos, sus risas…
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Una tarde al fin se atrevió, la contactó por Facebook, la saludó y ella sin dudarlo respondió. Pablo se había asegurado de que no tuviera forma de saber quién era. Empezaron a hablar, a conocerse y así el tiempo fue pasando…
Después de 3 meses ambos esperaban los mensajes con ansias, se contaban todo, Pablo incluso había empezado a enviarle algunos poemas, se habían dedicado canciones mutuamente, era más fácil abrir su corazón sin tenerse frente a frente, podían ser como realmente eran y poco a poco se sentían más unidos, usaban los nombres de su perfil para hablar, Pablo usaba su apodo “Explorer” mientras que ella usaba su nombre “Laura”. Solamente ellos sabían lo que sentían el uno por el otro, muchas veces se preguntaban si eran reales los sentimientos que estaban naciendo.
El momento que Pablo trataba de evitar al fin llegó, Laura quería conocerlo, sabía que era estudiante de la misma escuela, pero no sabía quién era. Ninguno había considerado la opción de videollamada.
Finalmente, ambos acordaron conocerse en persona y se citaron en uno de los jardines que había dentro de la prepa. Era el momento, Laura arribó puntualmente a la cita y se sentó en una banca a esperar; volteaba para todos lados esperando que llegara Explorer mientras se preguntaba cómo sería, tal vez alto, tal vez delgado…
Mientras tanto Explorer la observaba desde un salón de clases sin atreverse a hacer su aparición.Pasó media hora y Laura seguía esperando, Explorer se le acercó y le preguntó a quién buscaba, ella con cierto desdén lo miró de arriba abajo y le respondió que esperaba a un amigo muy especial. Se sentó a un lado de ella en la banca y Laura con incomodidad se alejó de él mientras le pedía que se retirara pues podrían verlos. Él estiró la mano dándole una rosa, ella indignada la rechazó y le dijo con desprecio que nunca más volviera a hacer una cosa así y que por favor se retirara. Pablo obedeció y partió con el corazón destrozado, pero no se fue a casa, se quedó observándola desde lejos, veía como al pasar de los minutos ella se inquietaba más y más, hasta que sin poder contenerse sus ojos se inundaron y él vio con gran pesar como se marchaba…
Al llegar a casa con el corazón roto, Laura le escribió un mensaje, le preguntaba qué había pasado, pero no obtuvo una respuesta, ella insistió unos días más, pero sus cuestionamientos no fueron contestados, al verse en esa situación, empezó a buscar más indicios que le dijeran quién era realmente él, navegó como nunca lo había hecho en la red, buscó y buscó, hasta que se dio cuenta que había cometido un error, el chico débil y con una gran mancha roja en la cara, en realidad era de quien se había enamorado, era Pablo, su compañero de clase quien le escribía los poemas y le dedicaba las canciones. Se apresuró a buscarlo al día siguiente en la escuela, pero al llegar, no lo encontró, no estaba en clase. Esperó al día siguiente y nada, entonces se decidió a preguntarle a su profesor por él.
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—Profe, no he visto a Pablo en las últimas dos clases, ¿Sabrá de casualidad algo?
—Sí, Laurita, una situación muy triste, como sabrás, él está enfermo, en la última semana su condición se complicó y ahorita en su casa son los servicios funerarios.
Laura sin dejar terminar de hablar al profesor se apresuró a acudir a la casa de Pablo, llegó corriendo con el corazón saliéndose, se acercó rápidamente al ataúd y se abrazó de el, con un llanto incontenible, alguien se acercó a su lado y la tomó del hombro, ella inconsolable volteó y la sorpresa que se llevó la dejó sin habla…
Era Pablo, pero ¿Cómo podía ser? si el profesor le había dicho, que …
Lo abrazó con alivio y con el rostro lleno de lágrimas. —Laura, no pensé que conocieras a mi padrino…Gracias por venir…
Me gusto el relato y el tema que toca la historia.
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