Escribo desde habitar mi cuerpo en el universo vasto de estereotipos hegemónicos que perpetuaron nuestra existencia, como mujeres históricas.
Por: Esperanza Cativo.
| Miércoles 4 de mayo, 2022,Ciudad de México.
| Tiempo de lectura: 2 min.
Deudores, a través del tiempo, se han jactado de señalarnos e interrumpir nuestro viaje a la libertad. Que hemos y seguiremos siendo variadas, distintas, porque somos MUJERES.

Un altar,
una oda
a la circunferencia
de mis senos
que ni muy oscuros
ni muy rosados
porque deben ser
un secreto
que al mostrarlos,
ustedes enloquecen,
chistan
la burla
¡Me niego a cubrirlos!
Caídos o levantados
son las catedrales
que acaricio
en la libertad rugosa
de mi placer
Suavidad de mi tacto
¡Soy mía!
Al igual que mi vientre abultado,
geografía
ondulante
que danza a través de
mis vellos
de mis dedos
y mis ojos
ventanas abiertas a la divinidad
que me arrebataron
sus iglesias,
y sus murmullos
en el cosmos
que embarga mi existencia
¡Soy mía!
Deciden dictarme sentencia
señalan y dicen
que habitarme ensancha
mis caderas al libertinaje
inexistente
equivocada salida a
la expresión de mis deseos
Les digo ¡BASTA!
No comulguen en la brisa
del aleteo de mis alas,
en las de ellas
somos nosotras,
lo todo,
en nuestra propiedad
placer luminiscente
ataviado de parsimonia
en el campo de girasoles
nacardos
rosales
inmarchitos