Un poema que aborda cómo el ser mujer conlleva a atravesar por un sinfín de situaciones difíciles y violentas. De ahí la importancia de contar las unas con las otras y poder obtener lo que por derecho les corresponde.
Por: Stephania R. Gloria
| Miércoles 30 marzo, 2022, Guadalajara, Jalisco
| Tiempo de lectura: 1 min

Nos brota un rocío muy dulce de los ojos.
La luz del horizonte está herida, pero no nos incendia, nos promete.
Tengo las manos de mi madre y algún día brotarán flores de sus latidos.
Las tengo a ustedes. No cubrí sus oídos de pequeñas, más ahora acompaño su caminar.
Hay aves que caen de pecho y se alzan del pavimento, porque están hechas de sílabas de Dios y al fondo de la vida ese vuelo les corresponde.
