«Y en las noches cuando duermo aparecen detrás de la puerta y me dicen: ¿Me sentís?»
Por: Alejo Tomas Ambrini
| Jueves 27 de enero, 2022, Argentina
| Tiempo de lectura: 2 minutos

Es que no me olvido sus ojos. dos volcanes de chocolate aterciopelado, de un marrón intenso, de olor a vainilla, que no puedo dejar de oler. Me persiguen. Y en las noches cuando duermo aparecen detrás de la puerta y me dicen: ¿Me sentís? Me gustaría poder decir que no, que no huelo, que no se de qué me habla, que no es así, que no conozco olores ni sé de ojos ni de pieles, ni de sentidos, que ha decir verdad, los he perdido y eso fue por culpa de ella. Me duele tener que extrañarla y recordarla, recordar sus ojos, esos ojos que me impiden vivir, que se atoran en mis venas y pudren la piel, que me quitan el oxígeno, que me dejan de gran malestar. Tampoco puedo olvidar sus muecas graciosas, su cara larga, sus manos lustradas y sus pestañas que con solo cerrarlas predicen tormentas. Me engañan porque la veo en todos lados como un fantasma errante que me busca sin encontrarme, porque yo tampoco quiero volver a verla, porque yo tampoco me aferró a la idea de una vida a su lado, sólo me afectan sus ojos que se me entrometen mi día a día. Esos ojos me escupen, respiran detrás de mi nuca, vomitan verdades y yo no sé otra cosa que mentir.