«Una carta inspirada en la Canción Without you de Avicii & Sandro Cavazza, harta de embonar en zapatos construidos por una sociedad que estereotipa a la mujer y limita su identidad sólo si está ligada a un hombre, es un viaje de autodescubrimiento, aceptación y amor propio».
Por: Aura Vilchis
| Miércoles 26 de enero, 2022, Ciudad de México
| Tiempo de lectura: 3 minutos
Tengo que aprender cómo amar sin ti
Tengo que llevar mi cruz sin ti
Atrapado en el medio y apunto de
Resolverlo sin ti
Y estoy harto de estar sentado
en casa sin ti
Mierda, me voy a ir sin ti
Voy a destrozar esta ciudad sin ti
Voy como Bonnie y Clyde sin ti
Without you -Avicii
Seré breve, cuando estuve contigo me sentí invencible, poderosa, tan fuerte como un Dios griego, imparable como una ola que arremete contra la playa y arrasa todo a su paso. Me sentí hermosa como una flor recién nacida en plena primavera, tocada en cada pétalo por la sutil caricia del sol. Pensé que el destino era un camino de un solo sentido y que por siempre, y más allá de esta vida, estarías conmigo. Pero tú te fuiste y aquel sentimiento de abundancia y confort se fue contigo. Y me quedé sentada en la oscuridad preguntándome ¿Por qué? ¿Por qué te habías ido, dejándome con mi única compañía?
Lloré cada noche, anhelando no sentirme así tan sola, tan falta de ti y tan llena de mí. No estaba acostumbrada a la soledad, desde que tengo memoria me encontré rodeada de gente, de personas que, curiosamente, decían por mi la vida dar, pero la mayoría se han ido para no volver. Y en esa lista llena de rostros en sombras, de aquellos que se han ido, tu nombre ocupa el primer lugar.
Y una noche cansada de llorar por ti, decidí calzarme las botas llenas de polvo, que dejé de usar porque tú las odiabas. Y me lancé a la noche, sin nada en mis bolsillos más el temor por encontrarme con mi vida, por encontrarme, maldita sea, conmigo misma. Y corrí hacia toda la vida con el valor que me arrebataron los «amores perfectos».
Y descubrí, después de muchos tropiezos y ganas de volver a mi cómoda vida tras esos muros de falsa certeza que construí contigo, que la noche, su soledad y sus silencios no me eran ajenos; y abracé mi oscuridad y mis demonios: la ansiedad, la depresión, el dolor. Abracé mi dolor, porque es quien me hace ser yo misma.
Me enseñaron que era malo estar sola y pasé mi vida huyendo de eso, temerosa de ser la dueña de mi propio destino. Me enseñaron que una buena mujer hace un hogar, tiene familia y está siempre detrás del gran hombre que la «hace mujer». Y por mucho maldito tiempo me lo creí y me esforcé por ser lo mejor para ti. Y aún así todo se fue al carajo. Así que ahora les digo a todos los que metieron esa idea en mi cabeza ¡Púdranse!
Esta es mi vida, mi única oportunidad de tenerme a mí misma, a mis miedos, a mi errores, de bailar un jodido tango con mis demonios y de escupirle a la cara a los estúpidos estereotipos. Voy a bailar desnuda en mi maldita sala vacía. Y voy a llorar cada que lo necesite, porque no te miento, te extraño ¡Oh, sí que te extraño!
Pero te doy las gracias, por haberte marchado, porque aprendí que por más que me esfuerce la única certeza que tengo es mi propia vida y mi propio camino.
Y ahora ya no me siento, invencible, poderosa, fuerte, imparable o hermosa. Ya no me siento así…porque ahora ¡Sé que lo soy!