Según el economista George Taylor la longitud de la ropa está estrechamente relacionada con la economía de un país, entre más corta la falda o vestido mejor la economía y por el contrario, entre más larga, peores los bienes del mismo, cierto o no, esto se propone en la teoría de Hemline Index.
Por: Gina Lerin
| Enero, 2021, Ciudad de México
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Para 2022 el gobierno de la República prevé que el alza de los precios suba sólo en un 3.4% (casi la mitad del promedio en este año), pero después de todo el glamour de diciembre ¿Hay algo que relacione la manera en la que vestimos con nuestra economía?
Solemos pensar que la manera en la que decidimos vestir no tiene ninguna relación, al menos aparente, con la economía y menos de un país entero, sin embargo, a lo largo del tiempo la industria textil, en otras palabras, la ropa, ha reflejado la condición social, política o económica de una sociedad, ya sea como protesta o como mero reflejo de la misma, uno de los casos más reconocidos es la teoría de Hemline Index.


Según George Taylor (reconocido economista) en su teoría de Hemline index, el largo de la falda esta íntimamente relacionado con la economía de un país. El economista nativo de Pennsylvania estudió detalles específicos de las prendas (faldas y vestidos) y llegó a una conclusión innovadora e impensable: la longitud de estas prendas podría arrojar un pronóstico del comportamiento de la economía nacional a futuro, cuando la economía iba bien el largo de los vestidos y faldas disminuía, mientras que cuando la economía presentaba mayor inflación e índices menores de crecimiento, la longitud de las prendas aumentaba, haciéndolas más largas.
Entonces, ¿Cómo lo hizo?
De acuerdo con Taylor y tras un estudio de la media poblacional, encontró que en períodos de prosperidad las mujeres de la clase media podían adquirir medias (que por supuesto, no eran baratas) para llevarlas bajo la falda, mientras que, cuando la economía caía, a manera de esconder la ausencia de estas, añadían o aumentaban el largo de sus vestidos y faldas, por ende, cuando las faldas crecían se suponía que las cosas no iban tan bien como se pensaba.
Un ejemplo claro se dio durante los años 20’s, antes de la Gran Depresión económica de 1929, las faldas se lucían por su pequeña longitud popularizadas por movimientos como el Charleston o el Jazz; nueve años después, tras la caída de Wall Street las grandes compañías del vestido carecían de material y comenzaron a añadir pedazos de tela a las faldas haciéndolas más largas y diferentes.

A pesar de que Hemline index no es la única teoría que propone esto, si es una de las más famosas, así que ya lo sabes, la manera en la que vestimos sí define en gran parte el estado de nuestra cartera –y por ende, la economía–, tal vez esa sea la razón de que a lo largo de diciembre lucimos vestidos y faldas cortas apoyadas en las diferentes entradas económicas que recibimos (aguinaldos, bonos, sueldos, etcétera), esperemos que con la disminución de la inflación, el largo de las faldas se mantenga estable.