La mística de la navidad: navidad y literatura

Revisemos la relación de la literatura y nuestra concepción de la navidad. Así como su fundamento religioso y como vemos a la Navidad en la actualidad.

Por: Jorge F. Quiroz |

Lunes 13 de diciembre, 2021, Ciudad de México

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Un poco de contexto

Las celebraciones de fin de año son de especial importancia en el mundo judeo-cristiano. Dado que se celebra el nacimiento del niño Jesús. Y, como tal, estas festividades tienen un alcance global. Y en específico a finales del año; ya sea católico o protestante, ortodoxo (que celebran el 7 de enero) o, de manera más moderada, musulmana (Mawlid al Nabawi), estas fechas decembrinas contienen un espíritu propio.

Es importante reconocer que desde la antigüedad estas fechas contienen diversas celebraciones. Desde las hecatombes griegas, el festejo del solis invictum y las Saturnales romanas. Inclusive en el mundo mesoamericano los antiguos mexicanos celebraban el nacimiento de Huitzilopochtli, que dada casualidad, era cronológicamente los días 24 de Diciembre.

Muchas de estas celebraciones tienen relación con el sol y con el solsticio de invierno. Ya que es una referencia astronómica clara ante el inicio del invierno, señala momentos en los cuales cosechar o cultivar. Puesto que no existía una manera digital de medir las estaciones, las estrellas regían la medida del tiempo y las estaciones.

Consecuentemente, la importancia astronómica llegó a ser plasmada en muchas divinidades y cuestiones religiosas que tienen su relación con la actividad solar: Apolo, Saturno, Huitzilopochtli. También la figura de cristo se relacionó con el Sol, tal como se muestra en la ortodoxia católica.

Pantocrátor - Wikipedia, la enciclopedia libre
Cristo Pantocrator. Fuente wikipedia

La literatura y la festividad.

Al tener un alcance global, esta festividad no ha pasado desapercibida por el arte literario. Incluso, podemos asegurar que las festividades navideñas no estarían completas sin los relatos literarios.

Cuando pensamos en Navidad viene a la memoria Los cuentos de navidad de Charles Dickens, protagonizado por el famoso avaro Señor Scrooge. El gigante egoísta de Oscar Wilde. El imperdible Cascanueces de E.T.A. Hoffman o la menos conocida de Hans-Christian Andersen La vendedora de fósforos.

Hans Christian Andersen
Charles Dickens

Pareciera que estos relatos forman una especie de canon, una guía literaria para poder percibir una época muy específica, en la que los personajes tienen un tiempo para reflexionar, para detenerse a percibir sus propias acciones. Deliberar entre hacer lo correcto o lo incorrecto. Y la omnisciente presencia de retratar la bondad, la caridad, el amor al prójimo y la necesidad de hacerse una metamorfosis espiritual.

Estos valores son herencia de la antes mencionada dimensión religiosa de la navidad, ya sea cristiana o de otras creencias. Sin embargo, los literatos han decidido dejar estos reductos morales, quizá por compromiso, quizá por tradición. Pero siempre teniendo presente la esencia de estos relatos.

Abundan miradas diferentes en los textos navideños; el terrorífico relato de Guy de Maupassant Noche de navidad, el casi onírico «cuento de navidad» de Ray Bradbury, el esperanzador Un árbol de Noel y una boda de Fiódor Dostoyevski, «Estas navidades siniestras» de García Márquez o el desasosiego que tiene El suplico de año Nuevo de A. Chejov.

Y la lista es interminable: Gogol, Nabokov, Quiroga, Scott FitzGerald, Sartre, Mujica Láinez, Valle Inclán, Bécquer, los hermanos Grimm, Rubén Darío, JRR Tolkien…   

A manera de cierre.

Con lo anterior, hay algo que no debemos perder de vista y que el lector no puede ignorar, la esencia de la temporada. La necesidad que tenemos para transformarnos moralmente. Ya sea que se considere hipocresía querer ser buen samaritano o cambiar sus creencias, eso no interesa. Porque es precisamente eso el espíritu de la navidad.

Más allá de una ritualidad religiosa (que dependerá de cada cual), la mística de una época consiste en eso, que es una buena época para la reflexión, la auto percepción y podemos indagar en las diferentes formas de percibir las emociones humanas. Además claro, de tener una excusa para leer buena literatura.

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