Conoce a Cristóbal y la aventura que está por vivir a lado de su perrito Américo
Por: Leonardo Gerulewicz
Jueves 14 de octubre, 2021, Ciudad de México
En honor a la Profesora Marisa Vannini
en el sexto aniversario de su desaparición física

Cristóbal era un niño de piel rojiza,con unos grandes ojos negros que al mirarlos parececía que nos hablaba con ellos.Siempre andaba alborotado hablando de las brujas, y en algunos momentos hablaba solo con ellas, como si las tuviera enfrente.
El día de su cumpleaños a Cristóbal le regalaron un perrito muy peculiar, que tenía los ojos saltones, una nariz de algo pronunciada y un copete rojo.
Cristobal, emocionado con tan anhelado regalo decidió llamar al extraño perrito “Americo”, él había leído relatos de Américo Vespucio, gran descubridor que llegó a América y pensó que él y Américo podrían hacer una buena pareja en sus “estudios” de las brujas.
Todos los días Américo y Cristóbal jugaban juntos por la mañana, saltando, dando carreras y volteretas buscando a las brujas que no sabíadondepodrían estar escondidas. PodrÍan estar escondidas en las plantas del jardín, ‑pensó‑, y allá iban corriendo a retozar en el césped y entre los arbustos.

A pesar de su corta edad Cristóbal y Américo las encontraban fácilmente entre los libros en la biblioteca de la casay entre las plantas del jardín de la vieja casa.
Cristóbal fue creciendo, iba a la escuela y se hacía cada vez más inteligente. Se peinaba su pelo de forma elegante para conquistar a las brujas que lo visitaban a menudo y le daban gratas sorpresas.
Américo, también creció, pero sólo un poco. Él conservaba el mismo copete rojo y los ojos saltones y juguetones.
A medida que Cristóbal iba creciendo, Américo se iba sintiendo cada vez mas solo.Cristóbal ya no tenía tiempo para jugar y salir corriendo detrás de las brujas espantándolas para que no lo asustaran con sus gritos y chillidos,como antes;sus obligaciones con la escuela y las lecturas sobre las brujitas que lo apasionaban quitaban tiempo para jugar con Américo que no entendía por que su amo pasaba largo rato leyendo sobre las brujas.

Por momentos Américo se tendía en el piso, debajo de la mesa como esperando la voz o el murmullo de una bruja que se le acercara para espantarla, …de repente los ojitos se le tornaron tristes y humedecidos y todo el cuerpo se iba poniendo rígido, su pelo se le erizo y su copete rojizo se le electrizó, ¡estaba muy asustado!! De tanto oír a Cristóbal leer y hablar con las brujas él pensó que las brujas sí existían y se puso muy aterrorizado. No sabía que las brujas no existen, son personajes ficticios.
Cristóbal seguía leyendo e imaginando cosas. Un día se escondió entre las plantas de la vieja casa donde solían jugar,ya que había leído que de noche las brujas suelen esconderse entre las plantas, antes de salir a asustar a los niños a principios del mes de noviembre, los asustan y luego les dejan golosinas, son muy juguetonas las brujas.
Semanas después ocurrió algo sorprendente. Tocaron el timbre de la vieja casa donde vivía Cristóbal con Américo. Dudoso Cristóbal salió corriendo, detrás iba Américo, que nunca lo dejaba solo, ¿Quíen es?, preguntó asustado.
-Soy la bruja que vengo a darles una sorpresa-, se oyó una voz fuera de la puerta.
La bruja?, si ya el día que vienen las brujas a traer sorpresas a los niños pasóhace mucho tiempo, pensó Cristobal.
Sorprendido, abrió la puerta y vio que no había ninguna bruja, era sólo producto de su imaginación de niño que le gustaban los relatos de brujas. Comprendió entonces que las brujas son personajes ficticios, de cuentos, que no existen en la vida real. A partir de ese momento Cristóbal abrazo con cariño a Américo y desde entonces Cristóbal contaba la historia de cómo eran las brujas que él había conocido y que hacían para asustar a los niños. Américo escuchaba atentamente moviendo su colita y feliz, siempre al lado de Cristóbal.

Sobre el autor
Leonardo Gerulewicz; artista plástico, escribe por momentos como en esta ocasión para recordar a su madre que era escritora para niños y jóvenes