“El paro y la solidaridad son discursos malentendidos por la otredad y los universitarios no los alcanzan a comprender, pero sienten que los pueden manejar y por lo tanto son mal interpretados”
Miguel Ángel del Rio, Jefe de carrera de Pedagogía.
Por: V. M. Silva
Viernes 9 de julio de 2021. Nezahualcóyotl, Estado de México.
Desde el 29 de abril, la Facultad de Estudios Superiores Aragón (FES Aragón), como toda comunidad universitaria, se encuentra con paro encima, por lo que es necesario tocar una problemáticas que, no es la primera ni la última vez, pero que han venido a afectar y a visibilizar las debilidades de la máxima casa de estudios. La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) ha sido escenario de múltiples paros, que hasta parecen ser parte de la identidad de los universitarios. Sin embargo, este último ha sido diferente ya que es el único que se ha desarrollado en medio de una pandemia, y aunque las causas puedan ser similares a problemáticas anteriores, la reacción y las consecuencias no serán las mismas.
La inconformidad llegó a tanto que a principios de junio las instalaciones fueron tomadas por parte de un grupo de estudiantes. Y pese a que la administración en conjunto con los estudiantes, han intentado llegar a un acuerdo no se ha podido concretar la reactivación de las labores universitarias. sólo se ha acordado la recalendarización de las actividades escolares y la entrega de una carta de no represalias. Aunque faltan de ser confirmadas por el Consejo Técnico de la Facultad, por lo tanto, el paro sigue, aunque como un paro “activo”.

A consecuencia de esto, en las últimas semanas se han hecho presentes las variadas posturas de los estudiantes, sin embargo, en cada historia siempre hay dos versiones. Siempre existe una DobleVoz acerca de algo y es necesario darle ese espacio a un representante de alguna carrera de la Facultad, en este caso será a Miguel Ángel del Rio, Jefe de carrera de Pedagogía en la FES Aragón.
La Facultad de Estudios Superiores lleva dos meses en paro pero ¿Cuál fue la problemática principal?
— Todo comienza como solidaridad hacia los docentes que no recibían el total de su sueldo. Esto derivado de los mecanismos que tiene la Universidad, en los cuales es necesario un proceso de automatización de toda índole (para cualquier proceso en el que se refleja la vida universitaria, ya sea académico, administrativo, cultural, etc.). Esto dio pie a esta serie de atrasos del pago a varios académicos de la universidad, lo que genero angustia, inconformidad y preocupación por parte de los estudiantes y de toda la comunidad.
— Obviamente a nadie le gusta laborar sin recibir su sueldo, pero esos problemas dependen de muchos procesos que se desconocen. Primeramente, se deben conocer las condiciones de las dinámicas de la contratación, ya que a pesar de pertenecer a la UNAM no todos están en las mismas condiciones, algunos fueron contratados por proyectos, otros están en una mezcla como becarios con proyectos de investigación que tienen profesores de tiempo completo, ingresaron como recursos administrativos que tienen para ejercer y hacer contrataciones semestrales de manera temporal o interinatos.


A diferencia de otros movimientos por parte de los universitarios ¿Cómo ha sido su experiencia con una pandemia atravesada entre las actividades académicas y los descontentos estudiantiles?
— Es una situación complicada; primero, como humanidad no teníamos ningún referente de esta nueva situación que hemos estado viviendo a lo largo de casi poco más de año y medio. Es bien sabido que como país tenemos contextos muy distintos y como universitarios, a pesar de que coincidamos en un espacio, hay todo tipo situaciones que se reflejaron de una u otra manera, y de formas muy distintas. Hubo consecuencias diversas, algunas personas resultaron con afectaciones económicas, emocionales, sociales y algunos otros con afectaciones laborales.
— Acerca del paro no puedo decir que haya un origen auténtico en las acciones recientes, sólo veo algunas motivaciones que no tienen respuesta directa en el interior de la universidad, son una mezcla de factores y elementos que para poderlo resolver y atender de manera adecuada, son necesarios esfuerzos administrativos muy grandes, pero también tiene que ver con un compromiso de la parte estudiantil y de algunos profesores.

¿Cuáles han sido las consecuencias del paro en la cuestión administrativa?
— Los efectos son claramente visibles en el cambio de agendas y la calendarización que ya se tenía. Hubo que efectuar acciones emergentes y evidentemente esto afecto muchas otras actividades que ya teníamos planeadas (esto dentro de un plan institucional). Además, tuvimos que adaptar muchas actividades a la cuestión en línea o a distancia. Y como toda la planeación institucional se hace con antelación, y no de la noche a la mañana, para algunos integrantes de la comunidad no es perceptible o con lo menos no es un hecho relevante.
— Hicimos una serie de operaciones para llevar a cabo actividades en un semestre a distancia, con todo lo que involucran estos procesos, y cuando estás concentrado en cuestiones emergentes, como lo es el caso de todo esto hay cosas que se salen de las manos. Esa sería una autocrítica que debemos hacer para con nuestro trabajo. Ya que este esfuerzo no estaba siendo percibido por la mayoría de la comunidad , sólo la más cercana, y eso también generó distintas situaciones, porque mucho de ese trabajo quizá no cumple con las expectativas de los universitarios, sin embargo; hay mucho trabajo, muchas acciones, estrategias y programas encaminados a ir atendiendo (desde semestres pasados) todas las situaciones que se están reflejando en un pliego petitorio, pero también hay otras cuestiones que salen de lo que es viable y esto se debe el desconocimiento de mucha de la normatividad de las acciones y los procesos.

Como representante de la carrera ¿Cuál es la postura de Pedagogía sobre la problemática y que visión se tiene de la postura de los estudiantes?
— Esa pregunta es muy complicada de responder. Como docente pienso que es una pena que no haya posturas sinceras, sin embargo, eso es un reflejo de nuestra propia práctica. Demuestra que tenemos los mismos discursos que han pasado por muchas generaciones y en este momento esas generaciones están coincidiendo, por ejemplo, están los alumnos de primer semestre, que acabaron su bachillerato a distancia, los de cuarto semestre que solamente tuvieron un semestre en la facultad, y ese no es tiempo suficiente para formar una identidad. Ya los de octavo son los que sí reflejan una cierta identidad o, más bien, una mezcla de diferentes posturas donde algunas posturas les hicieron click a los demás, porque evidentemente notan las deficiencias y vacíos de la universidad.
— Y la mezcla de factores hace que muchos se dejen llevar por ciertos discursos, que en teoría suenan muy bien (además de que les encanta verse como revolucionarios), pero finalmente no logran madurar una posición y una comprensión de la pedagogía, y surgen concepciones equivocadas de la misma carrera, piensan que hacen las cosas “diferentes” repitiendo errores porque nunca hubo un proceso reflexivo adecuado. Y definitivamente eso no es pedagogía.
— Algunos compañeros han tratado de llevar ese proceso a una reflexión y maduración, con más sensatez, pero evidentemente no alcanzas a madurar una perspectiva en la etapa como estudiante, eso sucede una vez afuera, cuando ya te empiezas a mezclar en el campo profesional y conoces las experiencias laborales. Ahí es donde ya empiezas a formar criterios más sólidos y más consistentes de la pedagogía.
Pareciera que el discurso reflexivo y de otredad que maneja la carrera se topa con pared ante la práctica. Este nuevo conflicto lleva consigo la ignorancia de parte de todos los involucrados, pero especialmente los estudiantes arrastran una ideología cargada de discursos que no fueron pensados y repensados (por ellos mismos), entonces ¿Cómo el estudiante puede participar más en la toma de decisiones de la facultad?
— La participación debe ser de manera responsable, teniendo conocimientos sobre lo que se pretende interrogar o cambiar. En este caso es bastante triste que no exista ningún tipo de lectura de los fenómenos que se derivaron de este problema político, no hay una postura crítica donde esté presente la mirada del pedagogo. Sólo se dejaron llevar por el canto de las sirenas.
— El paro y la solidaridad son discursos malentendidos por la otredad y los universitarios no los alcanzan a comprender, pero sienten que los pueden manejar y por lo tanto son mal interpretados y en ellos está presente toda la subjetividad, que es posible en la perspectiva de la lectura que le dan, pero no lo es en la vida real.
— Insisto, no son todos y tampoco es que sea un proceso fácil, incluso a los más disciplinados les ha costado. Lo grave es que se han dejado llevar, sin poner resistencia, por posturas de los que andan moviendo todo y no la postura de todos, no existe un entendimiento ni respeto por las posiciones de los demás, «tiene que ser así porque yo así lo digo y porque tienes que ser solidario». Y lo peor de todo es la voluntad ficticia. La voluntad en las redes sociales no sirve en la práctica. Hay que arrastrar el lápiz y comprometerse y son cosas que no noto, al menos de quienes mantienen esa posición, porque hay algunos compañeros con justa razón dicen «yo lo que quiero es reintegrarme mis actividades porque traigo un proyecto de vida consolidándose» y a esos compañeros los están cuestionando, atacando y les dicen egoístas, y eso tampoco me parece correcto.
— Resumiendo todo puedo agregar que en todo este conflicto nunca se notó la presencia de pedagogía y lo digo con todo respeto. Sólo hubo destellos de aspiraciones que… aspiraron a ser críticas y reflexivas, pero se quedaron ahí, en simples dichos de Facebook. Realmente nunca bajaron los pies de las nubes, nunca se aplicaron una realidad.
— Se entiende que todo es en pro de nuestra facultad para que camine, funcione y pueda tener mejores condiciones para todos, tanto académica, estudiantil y administrativamente, pero hay mejores maneras de hacer un paro.