“Lo que yo veo en los movimientos estudiantiles mexicanos, es que no hay una permanencia en la estructura organizativa” dijo a Doble Voz en entrevista Miguel Sánchez Lora, Latinoamericanista y Filósofo por la UNAM, autor de “Los Movimientos Estudiantiles en México”.
Por: Jorge Luis Bante
Martes 29 de junio 2021, Ciudad de México
Preciso en sus ideas, abierto de carácter y apasionado al hablar, Miguel Sánchez Lora, responde una serie de cuestionamientos respecto al tema y a la aclaración una frase encontrada más de una vez en su obra.
—¿A qué te refieres con la frase “desgaste en los movimientos” de tu libro?
—Los movimientos estudiantiles, generalmente, son imprevisibles. No hay manera de planificarlo.
“Los movimientos estudiantiles, ponemos por caso a Chile, son movimientos que son coordinados, son estructurados a través de federaciones estudiantiles. De hecho, la federación estudiantil más importante en Chile tiene más de 100 años de existencia, con dirigencias que se van renovando, pero la estructura permanece, y así cuando el gobierno intenta imponer planes y programas de estudio lesivos a las clases populares, cuotas y este tipo de medidas, el movimiento estudiantil, así como en México, comienza a insurgir, pero ellos ya tienen una estructura, que desde luego es mucho más pequeña y permanente, y puede dirigir este movimiento, de esa manera ellos pueden centuplicar su fuerza y nosotros no lo hacemos en México”
Subraya el escritor:
“Aquí no se reacciona así, aquí se comienzan a hacer estructuras nuevas a cada momento. Cuando se inicia un movimiento estudiantil se comienza de cero en la estructura organizativa, y esto desgasta a cualquier movimiento. Ya prácticamente los gobiernos neoliberales tenían medida la capacidad de respuesta y sabían que el desgaste era inminente porque son estructuras endebles e inmediatistas, que no pueden enfrentar a un enemigo bien organizado como es el Estado mexicano. Aquí se acaba el movimiento, se acaba la organización”

Sánchez Lora también explica que “tiene que ver -y es parte medular del libro- con la colonización postmoderna que hemos estado sufriendo en las ciencias sociales y en las humanidades. Pareciera que es una virtud estar desorganizados, que es un objetivo del movimiento: no tener estructuras permanentes”.
“Demuestra que la colonización ideológica les pega a los movimientos sociales, porque los integrantes piensan que están haciendo un planteamiento organizativo de avanzada cuando en realidad es un planteamiento que desarticula completamente. También en el libro señalo algunos de los antecedentes de este posicionamiento teórico en otros ámbitos que no son el estudiantil y cómo van fluyendo de la colonización ya efectuada en otros movimientos sociales hacia el estudiantil, que terminan por desarticularlos. Pero no siempre fue así, hace todavía 30 ó 35 años teníamos aquí coordinaciones estudiantiles permanentes, que ya no existen, será tarea de reconstruirlas”.
LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN TRADICIONALES Y ALTERNATIVOS, Y LOS MOVIMIENTOS
—¿Los medios de comunicación han perdido influencia o continúan teniendo el poder de crear el clima de opinión, un nuevo pensar, orientar las decisiones de la gente?
—Yo creo que simplemente cambiaron de táctica, pero siguen teniendo el mismo objetivo: desmovilizarnos, mediatizarnos, hacer que la energía juvenil encuentre una rueda de hámster para desfogar todo el descontento que han tenido. Ya no ataca al movimiento estudiantil de frente.
“En el movimiento del #YoSoy132 primero quisieron achacarle la autoría de ese repudio masivo en la Universidad Iberoamericana contra el candidato Peña Nieto a López Obrador, cuando no pudieron demostrar esto, entonces comenzaron a darle foro a personajes que probablemente sin proponérselo repetían como pericos fórmulas provenientes de la concepción postmoderna, donde todo es relativo, no hay centro, no hay jerarquías. Todo parece maravilloso, pero completamente desmovilizador. Yo creo que la muestra de que siguen influyendo es que, a partir de justamente ese movimiento, ellos captaron a una serie de dirigentes, ahí tenemos a Genaro Lozano en Foro TV. Es uno de los relevos intelectuales de la televisora.”
“Yo haría un llamado a recuperar esas herramientas teóricas, de hecho, es lo que hemos estado haciendo en los últimos últimos años en la Cátedra Socialista Antonio Gramsci, intentar regresarle las armas de la teoría al movimiento estudiantil, para que pueda armar estrategias y organizaciones acordes para las tareas a las que nos estamos enfrentando”.
—De los medios oficiales doy un salto a las redes sociales: Cuando López Obrador gana los comicios de 2018 dice algo muy interesante “benditas redes sociales”.
¿Crees que es peligroso, -hablando de la postmodernidad, la libertad de pensamiento y relatividad- que exista la “democratización” del poder opinar o externar lo que se piensa, tenga uno preparación o no en el tema, formación política o no, en esta era de la información, señalada también ya por algunos como “La era de la desinformación”?
—El primer peligro que yo veo es que las grandes empresas que controlan las redes sociales, simple y sencillamente los propietarios de WhatsApp y de YouTube, sean quienes decidan los contenidos. De alguna manera la censura ya no viene de parte del gobierno, sino de los de los medios de comunicación entre comillas, alternativos, pero no son nada de alternativos porque son empresas privadas. Ahí hay un peligro y ahí sí se tendría que legislar, además de que paguen impuestos, eso es fundamental.
“Escuchaba a Julio Astillero que ya no sabe qué palabras decir y cuales no para que no le desmoneticen el programa en YouTube. Entonces es una cuestión que el sensor ya no está en Secretaría de Gobernación, ahora está una empresa privada. Ya no sé si es peor, pero cuando menos sí es igual. La libertad de expresión sí debe ser irrestricta. La cuestión es cómo das la batalla en este nuevo ámbito, de qué manera te enfrentas a la oligarquía, porque no sólo te enfrentas en los medios tradicionales, está también en donde nosotros estamos: WhatsApp, YouTube, Twitter, está en todos los ámbitos. Nosotros tenemos que ser más eficientes que ellos, pero tenemos que entender la lógica para poder derrotarlos, saber cuál es el método que tenemos que seguir para enfrentarlos y derrotarlos en todos lo medios. Esto es una batalla para la hegemonía ideológica y los medios son el conducto”.
“Hoy tenemos Twitter y Lutero nada más tenía unas hojas impresas en las puertas de las iglesias, y así construyó un contrapoder”
AMLO Y EL POYO ATOMIZADO
Después de casi una hora de conversación, culmina la entrevista con una última pregunta al autor del libro “Los Movimientos Estudiantiles en México”, y con optimismo y afán de aportar una evolución teórica con su experiencia en el tema, responde directo y crítico, sin embargo, siempre un luchador social empedernido en búsqueda de mejorar la fórmula de los movimientos sociales en México.
—¿Se puede atribuir la victoria de López Obrador en las elecciones de 2018 que un gran sector estudiantil apoyó con el voto? ¿Tiene qué ver con que se asemejaban algunas ideas con el pensamiento ideológico de los movimientos estudiantiles y las juventudes?
—Yo creo que todo el país, incluido esa franja de edad de jóvenes votaron porque ya eran 40 años de liberalismo de muerte y represión. Todos queríamos un cambio, creo que eso lo explica. Los estudiantes querían también un cambio. El problema es que impulsaron el cambio como ciudadanos individuales, de manera atomizada frente a la urna. Pero no hubo movimiento estudiantil apoyando la candidatura de López Obrador, no hubo un mitin en las universidades.
“Yo recuerdo durante la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas cómo la Universidad se volcó en apoyo a él, los mítines en CU fueron una cosa impresionante, el tipo abarrotó, y de ahí salían brigadas de la UNAM, la UAM y el Politécnico a los estados de la república. Los estudiantes tuvieron un papel preponderante en la campaña, y en esta ocasión no se vio un movimiento estudiantil entorno a López Obrador, simplemente ciudadanos atomizados que en su momento son estudiantes, fueron a depositar su voto, pero eso a mí no me parece un avance cualitativo en construcción de la identidad estudiantil combativa, es por el contrario indicativo del estancamiento en el que se encuentra el movimiento estudiantil”.